A la hora de comenzar una práctica de meditación hay dos elementos cruciales a tomar en cuenta: 1- La Postura y 2- La Respiración.
La Postura
Es lo que el gran sabio hindú Patanjali llamó asana, que en sánscrito significa postura firme y cómoda. Tenemos que poder estar sentados en una posición que no nos moleste ni distraiga y que permita al cuerpo permanecer quieto durante unos 40 minutos. Para este objetivo los sabios yoguis descubrieron hace miles de años la forma conocida como padmasana o “postura del loto”, con piernas cruzadas y los pies sobre los muslos, es la postura ideal, pero bastante dificultosa para occidentales. Una variante más sencilla es medio loto, con un solo pie arriba del muslo. Otra variante aún más fácil es sukhasana, sentados simplemente con las piernas cruzadas. Aquellas personas que no puedan sentarse en el piso sobre un pequeño almohadón, deberán hacerlo sencillamente en sillas.
Lo importante es poder tener la columna derecha y estirada hacia arriba, el mentón levemente hacia adentro y el pecho abierto hacia afuera, esto permite que la energía fluya sin obstáculos y la concentración sea más intensa.
En las imágenes de aquí abajo pueden verse ejemplos de estas alineaciones posturales.