Para el maestro budista vietnamita Thich Nhat Hanh, la depresión es una “meditación en negativo”. Esto significa que la persona que está deprimida en realidad está profundamente concentrada en un pensamiento negativo.
¿Qué propone el budismo para superar este estado que genera una profunda tristeza y falta de sentido de vida en la persona?
Así como en las meditaciones hay dos grandes formas: shamata (concentración) y vipassana (comprensión), también para superar la depresión hay dos caminos complementarios.
Por un lado, debemos comenzar a generar pensamientos luminosos, así sea uno solo, y por medio de la meditación concentrarnos en él. Puede ser una imagen bella como la de una flor o el sol o una imagen espiritual como un Buda, Jesús o la que nos conecte con lo trascendente según nuestra cultura. Sentados en meditación, calmamos la respiración, y comenzamos a imaginar ese objeto elegido, hasta visualizarlo con detalle e intensidad. Si no nos es posible hacerlo podemos poner una imagen física frente a nosotros, una foto y concentrarnos en su forma, luminosidad y color y luego cuando podamos recordarla, cerrar los ojos. Luego tenemos que visualizar que de esa figura luminosa fluye luz hacia nuestro corazón y nos llena de paz, calma, amor y alegría. Realizar este ejercicio durante varios minutos todos los días. Para esto puede realizar la práctica sugerida de Meditación en la Luz.
El otro tipo de meditación es más compleja ya que implica poder descubrir nuestra misión de vida, el sentido por el que estamos en este mundo. Para el budismo la respuesta es: boddhicitta. Esto significa que nos dejamos guiar por el impulso de vida que nos conduce a la Iluminación, o sea, poder mejorar como personas, purificarnos de modo tal que podamos tener las mejores herramientas para poder ayudar a todos los demás a liberarse del sufrimiento. Esto es un ideal que puede parecer inalcanzable, sin embargo, con solo desearlo sembramos en nosotros la semilla que nos ayudará a avanzar cada día, gradualmente hacia ese noble objetivo. No importa si lo alcanzamos en esta vida o no. Importa que nos lo propongamos. Para eso debemos empezar a mirar a nuestro alrededor y sentir en nuestro corazón la necesidad de ayudar a todos. Cuando estemos ayudando a otros la alegría brotará naturalmente desde nuestro corazón.
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